“Mi viejo me volvió a dar una segunda vida, porque la que tenía no era vida”

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A los 13 años, Carlos Simone Salazar fue diagnosticado con una enfermedad renal. Los siguientes seis se trató con medicación y luego pasó 10 años en diálisis, hasta que su papá le donó un riñón a fines de 2023. Meses después, Víctor tuvo un accidente laboral y murió tras cinco meses de agonía. En el Día del Padre, ANSL refleja una historia de amor, entrega y solidaridad.

 

“Nunca voy a arrepentirme de haberle dicho gracias después del trasplante, de haberle dicho gracias en cada momento que me acompañó, y se lo volvería a decir…”. Con los ojos llenos de lágrimas, Carlos Celso Simone Salazar recordó a su papá Víctor, que en septiembre de 2023 le donó un riñón para que por fin pudiera tener una vida normal. “Mi viejo me volvió a dar una segunda vida, porque la que yo tenía no era vida”, asegura, a la vez que lamenta que por una ironía del destino, el hombre muriera meses después como consecuencia de un accidente laboral.

 

Víctor Simone sigue vivo en la memoria de sus seres queridos y también acompaña físicamente a Carlos, en su cuerpo.

 

A los 13 años, al joven le descubrieron una enfermedad renal en un control de rutina y comenzó un largo tratamiento que se extendió hasta el 6 de septiembre de 2023. Los primeros seis estuvo controlado con medicación, pero el tratamiento comenzó a fallar y pasó los siguientes 10 años en diálisis.

 

“Siempre digo que es uno de los tratamientos más invasivos que existen para una persona. Es efectivo, pero es una sobrevivencia en realidad”, contó el joven, que hoy tiene 30 años. “Entre los 14 a 18 años, que empezó todo en realidad, fue normal, pude ir al colegio, lo terminé y demás, pero cuando quise empezar a estudiar y entré en diálisis, ahí sí dejas de ser normal. Ya no sos normal. Primero y principal por las horas que te lleva. La (diálisis) peritoneal eran 4 veces al día, en mi casa, con bolsas de glucosa de 3 litros que debes llevar todo el tiempo en tu cuerpo, con un catéter que sale de tu cuerpo. Con 19, 20 años, yo estaba limitado a 6 horas. Salía 6 horas, volvía a mi casa y no podía hacer más que eso. Mi habitación estaba preparada y no era normal: no podía tener cortinas, televisión, mesa. Solo una cama y un bastón para colgar la bolsa y una silla”, recordó, al tiempo que aclaró que, al tener que pasar a un tratamiento de hemodiálisis, esos tiempos se redujeron aún más.

 

“Eso es mucho más invasivo porque tres veces a la semana, durante 5 ó 6 horas, estás sentado en un sillón mientras te están lavando la sangre. Eso es lo real de la diálisis, porque uno dice ‘ah no, hace diálisis y listo’, pero yo entraba a las 6 de la mañana y salía a las 12 del mediodía. Una persona, con 21 o 22 años ¿qué podía llegar a estudiar? ¿Trabajar? ¿En qué momento? Porque estamos hablando casi de 18 horas semanales, que te cortaba los tiempos”.

 

No obstante, su actitud positiva y la palabra de un médico hizo que no bajara los brazos. “Un médico me dijo que había dos maneras de tomar la enfermedad: que yo la llevara a ella o que la enfermedad me llevara a mí. Porque por ahí es fácil quedarte sentado y decir ‘no, yo soy enfermo’, y listo… pero no, decidí seguir estudiando y empecé a trabajar en empresas con pasantías, porque no tenía posibilidad horaria de otras cosas”.

 

Los años transcurrieron y Carlos seguía en lista de espera. Su mamá era compatible, pero una afección renal le impidió ser donante de su hijo. Víctor tenía sus riñones sanos, pero su grupo sanguíneo no era compatible. Pero la posibilidad de remediar ese detalle nació de una charla que Carlos tuvo con sus compañeros de diálisis, “que termina siendo como una familia”.

 

Una de esas personas le comentó que en el Hospital Privado de Córdoba existía un tratamiento y Víctor no dudó un momento en someterse a él, lo que implicó viajes, tratamientos farmacológicos, estudios médicos y un cambio en su estilo de vida que lo llevó a perder 28 kilos en cuatro meses para llegar óptimo a la operación.

 

“Mi papá nació con poliomielitis y una de sus piernas era casi inutilizable”, así y todo, se la rebuscó para criar a dos hijos y, para ponerse a punto, regresaba cada día de la fábrica en la que trabajaba y se subía a una bicicleta fija para que su cuerpo estuviera más fuerte.

 

Finalmente, en septiembre de 2023 llegó el día de la intervención, que fue un éxito. “Nos internamos juntos la noche previa y él, como siempre, sin miedo, no tenía miedo ni nada”. Víctor recibió el alta apenas dos días después y Carlos pasó una semana internado por control y prevención. Luego, su vida cambió drásticamente, para bien: a los cuatro meses comenzó a trabajar tiempo completo en una empresa, volvió a estudiar, está a punto de recibirse de licenciado en Administración de Empresas y actualmente tiene un puesto en el ministerio de Desarrollo Productivo del Gobierno de San Luis.

 

A un año y medio de trasplante, Carlos vuelve a repetir que Víctor le dio la vida dos veces, una al nacer y otra al donarle un riñón, una vida digna, aunque el destino hizo que padre e hijo no pudieran compartir el tiempo que hubiesen querido. El 3 de julio de 2024, Víctor sufrió una lesión grave en el cráneo en un accidente laboral y pasó cinco meses en coma, hasta que su vida se apagó el 19 de diciembre de 2024.

 

Hoy, si lo tuviera enfrente, Carlos volvería a agradecerle y a decirle “Feliz Día Papá”. “Cuando salgo a trabajar, cuando sigo estudiando, cuando estoy por recibirme, cuando puedo darle amor a una pareja, cuando puedo cuidar a los amigos dignamente me acuerdo de cómo él cumplió su meta en la vida”, sostiene con emoción y no olvida trasmitir el que cree que es el mensaje más importante de su historia: “Hay que donar órganos, salvas vida directamente, no es un spot. Si donás algo estás dando vida. En este caso, mi viejo, en vida, dijo yo ‘le voy a dar una segunda vida’, porque no era vida la que yo tenía en diálisis”.

 

En una fecha sensible como el Día del Padre, Carlos saludó a todos los padres de San Luis e instó a quienes tienen a su papá en su vida a que lo cuiden: “Disfrútenlo, bésenlo al menos”.